El término homeopatía hace referencia a curar con los semejantes. Fue acuñado por Samuel Hahnemann, médico alemán nacido en Meisen en 1755 y muerto en 1843 en París.
Parece imposible que en el siglo XVIII, cuando aún no había luz eléctrica y este genio tuviera la visión de una nueva manera de ver la enfermedad y del arte de curar, desde la totalidad y desde la individualidad.
Para la medicina convencional, nuestras dolencias siempre aparecen por azar, o bien por herencias, o de origen incierto, o a lo sumo tienen lugar porque en algunas circunstancias presentamos un deficit del sistema inmune.....La enfermedad viene de fuera y debemos defendernos de ella.
En la homeopatía sin embargo, la enfermedad tiene un significado profundo: la adaptación a un obstáculo, y nos permite avanzar en el conocimiento de la vida, en el autoconocimiento, nos posibilita el crecimiento personal. Es precisamente la incapacidad de adaptarse la que muestra la sensibilidad, la susceptibilidad o la manera de elaborar una respuesta, es decir, la reactividad. Es ese desequilibrio lo que constituye el lecho de la enfermedad. El terreno es propicio; es entonces cuando virus, bacterias....aprovechan la circunstancia y se acoplan en nuestro cuerpo.
En homeopatía la enfermedad parte de expresión de todo un ser. El plano físico y el mental estan entretejidos, entendiendose por mental las emociones, las sensaciones, los pensamientos, las ilusiones y los sueños. No solo es algo que acontece en un aparato. Afecta a nuestras células y a todos los planos de nuestra existencia.
El tratamiento consiste en encontrar un remedio que produzca en el individuo los mismos síntomas que presenta el enfermo. los remedios se conocen porque han sido experimentados, a lo largo de siglos, en sujetos sanos, generalmente médicos, los cuales han reproducido fielmente todos los síntomas. "LO SEMEJANTE CURA A LO SEMEJANTE" es el viejo aforismo por el que se rige.
El tratamiento se ofrece en dosis infinitesimales que actuan como una fuente de bioinformación, devolviendo la salud al enfermo. Este se restablecerá suave y paulatinamente, desapareciendo primero los síntomas más profundos, que son los correspondientes a la sensación de vitalidad, luego los mentales y luego los físicos, siendo estos últimos los más superficiales y que comprometen menos la vida del enfermo.
