"Cuando mi sufrimiento se incrementó, pronto me di cuenta que había maneras con las que podía responder a la situación: reaccionar con amargura o transformar el sufrimiento en una fuerza creativa. Elegí esta última".
MARTIN LUTHER KING
Hoy sabemos que una parte de las depresiones están causadas no tanto por lo que nos ocurre, sino por lo que decimos un día tras otro, en nuestro monólogo interior. Si njuestros pensamientos estás cargados de cidez, de pesimismo, de desesperanza; si no dejamos de criticarnos continuamente, a nosotros mismos y a los demás; si solo vemos los defectos , las carencias o los errores y nos vestimos de victimas; nos sentiremos inevitablemente desgraciados. Ademas, del mismo modo que el entusiasmo es contagioso, la depresión, también. Nuestra manera de pensar crea un modo de sentir que provoca una manera de hacer y a generar sentimientos de signo similar a los que nos rodean.
¿ Quiere decir esto que tenemos que negar emociones, como la tristeza, la duda o la rabia? En absoluto. Más bién todo lo contrario. El reto es vivirlas reconociendo las dimensiones de lo humano que nos brindan, porque solo gracias a ellas podemos conocer sus contrarias y abrirnos al regalo que suponen.
El reto es, quizá, no recrearnos en el victimismo, ni caer en la resignación ni en cinismo. Y puestos a elegir en cada instante en nuestra actitud para relacionarnos con los demás, lo mejor es tomar conciencia de que si nuestras actitudes para encarar la vida se caracterizan por estar vestidas de responsabilkdad, pasión, optimismo, coraje, propósito, entrega, gratitud y tantas otras, no solo nos sentiremos mejor, sino que haremos que aquellos que nos rodean se sientan y disfruten más con nosotros.
Las actitudes que tomamos en cada instante condicionan y crean nuestro futuro y son una herramienta poderosísima de la que a menudo no somos conscientes, ya que en ellas reside el signo y el significado final que tendrá nuestra vida.
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