APRENDER A RELATIVIZAR

Aprender a relativizar es una enseñanza que la vamos adquiriendo según pasan los años, por muy mal que suene dicho así. De joven, viendo a algunas abuelas relativizar acontecimientos casi absolutos, tenía la impresión de que, si bien era algo que habían aprendido con los años, más bien me parecía ser la expresión de que habían desistido de la lucha y habían tirado la toalla, que probablemente era una estrategia de las vencidas o tal vez fruto de la sumisión femenina. Ahora soy capaz de reconocer la inmensa sabiduría que encierra esta actitud. SABER PONER DISTANCIA ENTRE TÚ Y LOS HECHOS, SABER NO IMPLICARSE EMOCIONALMENTE CON LOS ACONTECIMIENTOS; tiene que ver con la actitud antes mencionada, de saber estar presente con la intención clara, conectada a nuestra esencia y permitiendo que la vida fluya, testigo de todo, incluso de nuestras emociones, como el miedo, la ansiedad o la rabia y la impotencia, pero sin dejarse arrastrar por ellas. Saber relativizar nos lleva indefectiblemente a dos reinos maravillosos que se complementan mútuamente: el reino del humor y el de la serenidad. Saber relativizar forma parte del saber vivir consciente. RELATO DEL LIBRO: "Bueno chicas, esto se acabó" de MARIA JESÚS BALBÁS.

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